13 mar 2010

Melgar: Silvia y la Patria


SE CUMPLEN 195 AÑOS DEL FUSILAMIENTO DEL POETA


La triste música de sus yaravíes y su temprano patriotismo fueron la herencia que nos dejó el poeta arequipeño Mariano Melgar, quien, el 12 de marzo de 1815, murió fusilado por su participación en una de las primeras revueltas ocurridas en el virreinato del Perú, donde ya soplaban los aires independentistas.

Melgar ha sido para muchos el iniciador del romanticismo en América, pues su obra poética no era una imitación de la corriente literaria que imperaba desde el siglo XVII en Europa, sino un sentimiento propio, profundo y espiritual.
Su vida fue breve, pero dejó honda huella por su sentido patriótico y por sus melancólicas canciones que hablan de amores imposibles, en especial el que le inspiró María Morales Salazar, a quien él llamó “Silvia”.

Aunque el tono y los temas son de origen andino, el yaraví se canta en español, con acompañamiento de guitarra, por lo que este género musical, que tanto cultivó Melgar, es esencialmente mestizo. Y el mérito de Melgar, como músico y poeta, consiste, precisamente, en haber mezclado la música del pueblo nativo con frases pertenecientes a las clases privilegiadas del Perú colonial.


Nacido en 1790, en una familia de la elite arequipeña, recibió una esmerada educación, ya que por decisión paterna estaba destinado a seguir la carrera eclesiástica. Se dice que a los tres años ya leía correctamente, que a los ocho dominaba el latín y que a los doce hablaba el inglés y el italiano.

La “tonsura”, la coronilla de cabellos que era rapada en la cabeza de los sacerdotes. le fue impuesta a Mariano cuando contaba con solo siete años. Sin embargo, Melgar se dedicó más a la actividad intelectual que a la eclesiástica. Fue al parecer la comprobación de que su amor por Silvia no tendría jamás correspondencia, por decisión de ambas familias, lo que llevó a Melgar a participar en la rebelión contra las autoridades virreinales encabezada por Mateo Pumacahua, cacique nativo que antes había luchado con los españoles contra los patriotas.

Educado como miembro de la realeza inca, Pumacahua, cacique de Chinchero, se había levantado en Cusco para pedir que en el virreinato peruano se aplicara la Constitución liberal española de 1812.

Melgar se unió al grupo rebelde, que después de haber vencido a los españoles en Arequipa, el 9 de noviembre de 1814, se dirigió a Puno, donde el 11 de marzo del año siguiente sufrió una definitiva derrota en la localidad de Umachiri.


Melgar fue condenado al fusilamiento, que se cumplió al día siguiente, mientras quizá repetía los versos que escribió un día: “(...) por Silvia amo a mi Patria con esmero y por mi Patria amada, a Silvia quiero”.


Celinda Barreto Flores
http://www.elperuano.com.pe/edc/2010/03/11/opi1.asp

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